Las ceras minerales como la cera de parafina y la cera microcristalina proceden del aceite. Muy resistentes a la oxidación, muy económicos, se ganaron rápidamente a los fabricantes. Un progreso innegable para los cachalotes, por supuesto, pero ¿a qué precio? Con ceras minerales esparcimos hidrocarburos y contaminamos a lo largo de su ciclo de vida: extracción problemática, aprovechamiento de recursos no renovables, vertido al agua cuando no son biodegradables. Pongamos en la misma canasta ceras sintéticas de silicona (dimeticona, en particular), igual de contaminantes de producir, y que participan en un desastre ecológico: los catastróficos microplásticos. 

 

Además, todas las etiquetas orgánicas excluyen las ceras minerales como sintéticas. 

 

• Cera de carnauba: un uso ecológico y sostenible

 

En cuanto a la cera de Carnauba, es una historia completamente diferente. El árbol de donde proviene, la Copernica Cerifera, es una palmera del noreste de Brasil con hojas increíbles: que miden hasta dos metros de diámetro, segregan una sustancia fabulosa. Un polvo ceroso que los protege de la deshidratación, incluso bajo un calor intenso. Cosechado por simple trillado manual de las hojas secadas durante unos días al sol, simplemente se derrite con agua caliente, se centrifuga y luego se filtra de sus impurezas. Y aquí está nuestra cera de Carnauba, perfectamente natural y biodegradable.

 

Una producción natural pero también una salida económica para las poblaciones locales, especialmente respetuosa de los ecosistemas. Ni tala de árboles ni rendimiento forzado para reforzar productos fitosanitarios: Copernica Cerifera crece de forma natural. No es necesario talar bosques primarios para dar paso a grandes palmerales artificiales. Mejor aún: son los bosques mismos los que se convierten en un recurso precioso que hay que preservar. Una lógica muy alejada de la del aceite de palma, el flagelo de los bosques indonesios. Y Brasil no se queda atrás: palma, también, pero también soja, ganadería, infraestructuras turísticas… devoran a diario hectáreas del pulmón verde amazónico. 

 

Ecológica, muy similar a la cera de abejas pero vegana, ¡la cera de carnauba está muy bien!

 

Cera de carnauba, un ingrediente cosmético de elección

 

La cuestión ecológica descalifica automáticamente a las ceras minerales. Pero optar por la cera de Carnauba no solo es una buena acción ecológica: es un ingrediente muy interesante para formular una cosmética natural y saludable de calidad.

 

• Ceras petroquímicas y sintéticas: seguimos nuestro camino 

 

Si no se ha demostrado toxicidad por las ceras minerales utilizadas en cosmética, no son realmente recomendables para nuestra piel. Oclusivo, comedogénico: no hace falta decir que la piel grasa no los aprecia. ¡Pero tampoco la piel frágil que irritan! Para la piel seca, es aún peor. La capa impermeable que las ceras minerales depositan sobre la epidermis le confiere una sensación inmediata de confort. Superficial, efímera y contraproducente: debajo, la piel, privada de la humedad del aire y de activos reales, se seca y no puede prescindir de su muleta mineral. ¿Tus labios se rompen sin sus 10 dosis diarias de petroquímica en barra? Échale la culpa a las ceras y los aceites minerales (para profundizar en la pregunta: Aceites minerales en cosmética: ¡sin petróleo en mi piel! ). Por supuesto, las ceras de silicona no son más beneficiosas para la epidermis . También cuidado con el lavado verde, muy común: ceras vegetales con seudónimo presentadas en envases que en realidad son solo una mezcla de aceites hidrogenados desprovistos de cualquier virtud. 

 

Cera de carnauba: aditiva pero también activa 

 

Con la cera de Carnauba, no hay peligro para la salud: no hay riesgo de irritación o alergia, cero toxinas en el horizonte. También se utiliza para recubrir medicamentos y está autorizado en alimentos.

 

Cera de alto punto de fusión (alrededor de 85 ° C), con muy alto poder filmógeno, más resistente que las ceras vegetales, está en la parte superior para formular barras o bálsamos. Los solidifica mientras mantiene la humedad y ayuda a prevenir cualquier sensación pegajosa en la piel. 

 

Pero usar cera de Carnauba solo como agente de textura o brillo sería una lástima. Con sus ésteres céreos, ácidos grasos y alcoholes, resinas, de olor neutro, la cera de Carnauba tiene un fuerte poder emoliente y protege eficazmente la epidermis sin obstruirla. La película que deposita sobre la piel es muy protectora, resistente al agua pero ligera y no comedogénica. Finalmente, es particularmente rico en antioxidantes. ¡Estamos lejos del simple aditivo! Y todo tipo de pieles lo aprecian: pieles grasas por su acción antibacteriana, suavizante y alisadora, sin tapar los poros. Pero, sobre todo, evidentemente, pieles frágiles, sensibles e incluso irritadas. 

 

Lo mejor para bálsamos labiales naturales. Y, por supuesto, para nuestras axilas cuya epidermis, entre la transpiración y la depilación, se pone a prueba. La cera de carnauba no tiene equivalente en la formulación de un desodorante bálsamo en barra, el galénico más recomendado para la piel .