Las erupciones cutáneas también están relacionadas con la exposición al sol! El término fotodermatosis o lucitis se aplica a todas las condiciones durante las cuales la piel reacciona de manera anormal a la luz; son cada vez más frecuentes debido al aumento de la exposición solar durante las actividades de ocio y al aumento de agentes fotoactivos, en particular agentes medicinales, a los que está sometida la piel.

Estos estados se deben a la presencia en la piel del individuo de cromóforos anormales (moléculas capaces de absorber y ser activadas por la luz), identificados o no. Estos cromóforos, calificados en los marcos que nos conciernen actualmente como fotosensibilizadores, pueden en casos muy raros estar ligados a una anomalía metabólica genética, endógena y claramente identificada, entonces hablamos de lucitas por alteraciones metabólicas o fotosensibilización endógena. También pueden ser, y esta es la situación más habitual, de origen exógeno, llegando a la piel de forma interna (fármacos) o tras su aplicación local (tópicos, cosméticos, plantas); es el marco de fotosensibilizaciones exógenas. Por el contrario, en algunos casos el paciente reaccionará de manera anormal durante la exposición al sol, pero las moléculas fotosensibilizantes en el origen de esta reacción anormal no son identificables en el estado actual de conocimiento, hablamos de lucitis idiopática.

El diagnóstico de lucitis suele ser fácil., realizado por el propio paciente frente a una erupción cutánea que se produce tras la exposición solar y localizada en las partes que estaban al descubierto en el momento de esta exposición. Sin embargo, ¡debemos evitar las trampas! Muchos fotosensibilizadores externos tienen un espectro de absorción en el ultravioleta (UV) A que atraviesa el cristal de la ventana, por lo que puedes ser víctima de un accidente de fotosensibilización por haber permanecido leyendo en tu salón detrás del ventanal o después. un viaje largo en su automóvil (el parabrisas no se detiene por la radiación de luz involucrada), o incluso un día en el que la atmósfera está nublada, porque un velo nublado permite que se filtre suficiente UV para que se desencadene una reacción de fotosensibilización.

La fotosensibilización externa se manifiesta con mayor frecuencia por quemaduras solares, cuya intensidad es desproporcionada con la duración de la exposición, y más raramente por eccema de las partes expuestas.

Una gran cantidad de moléculas son fotosensibilizantes , se encuentran en sustancias tan variadas como productos de uso local (cosméticos, bloqueadores solares), plantas o medicamentos, lo que explica la diversidad de modos de fotosensibilización. La lista crece día a día y no puede ser exhaustiva.

Las plantas son responsables de las fotofitodermatosis, como es el caso de la frullania, compuestos y líquenes pertenecientes a la familia de las cladoniaceae, cuyo riesgo está vinculado al contacto directo durante la jardinería, pero también con sus extractos presentes en muchos cosméticos (perfumes y lociones para después del afeitado), champús, cremas a base de plantas, remedios herbales y todas las hierbas que contengan furocumarinas.

Entre los fármacos de uso local destacan derivados del ácido propiónico, reacciones oficiales extremadamente severas Fotoalérgicas especialmente el ketoprofeno (Ketum® gel) que desencadena al mismo tiempo en el mismo paciente, sensibilización por contacto y reacción fotoalergia, con fenómenos intensos que suelen durar varias semanas.

En el caso de los cosméticos, además de los productos perfumados, cabe mencionar los filtros solares. Las benzofenonas se atribuyen a muchas fotoalergias porque, además de su uso muy amplio en productos de protección solar (su incorporación hoy está prohibida), todavía están presentes en la fabricación de cosméticos, plásticos, textiles, cauchos, tintas, tintes, perfumes, barnices, pinturas. Otros filtros también son responsables, en particular recientemente el octocrileno.

En el caso de fármacos de administración sistémica, los más frecuentemente implicados son determinados antibióticos como los derivados quinolónicos, psicotrópicos, normolipémicos, antiinflamatorios, determinados antihipertensivos, determinados antidiabéticos, determinados antiarrítmicos cardíacos. Por lo tanto, la lista es particularmente larga y es imperativo advertir a su médico en caso de una estadía inminente en un lugar soleado cuando haya una nueva prescripción para una patología aguda y para tratamientos tomados a lo largo del tiempo para preguntar sobre un riesgo potencial de a su médico o farmacéutico para que pueda precisar el posible riesgo con el tratamiento tomado.

Finalmente, algunos sujetos desencadenarán espontáneamente una dermatosis durante la exposición al sol.

La más común de estas erupciones es la lucitis de verano benigna , que afecta de forma electiva a la mujer joven. Aparece característicamente en primavera o principios de verano, tras la primera exposición al sol y se manifiesta como prurito seguido de eritema difuso y finalmente aparición de lesiones (placas, pequeñas pápulas o vesículas) que desaparecen.

 

Duran de unas horas a varios días y desaparecen espontáneamente sin dejar la menor cicatriz. Las ubicaciones electivas son el escote, los antebrazos, la parte posterior de los pies mientras se salva la cara. A medida que aumenta la exposición solar en el verano, las llamaradas suelen ser menos graves hasta que se adquiere la tolerancia solar. Después de varios años de ocurrencia anual, la enfermedad siempre se resuelve espontáneamente.

El tratamiento del episodio agudo implica la aplicación local de corticosteroides tópicos. Prevención de la aparición de la erupción mediante productos de protección solar con un índice de protección muy alto, tomando antimaláricos sintéticos y, en los casos más graves, fototerapia, por el contrario los antioxidantes son ineficaces.